LA TORRE DORADA QUE TU BOCA CONSTRUYE
En lo oscuro del poema
brota la luz
como un destello
azul. Sabes
versar un giro imaginario
con la dulce preñez
de amanecer de medianoche.
Es curioso
cómo la vida te acontece
de verso en verso,
igual que los racimos
recargados de epítetos
y verbos conjugados en presente.
Hoy, como ayer,
igual que siempre,
te has instalado -eterna
vanidad de las cosas-
en la torre dorada
que tu boca construye.
El escalón final
que lleva a tu sagrario
duerme en el corazón
feraz de un día de marzo.