viernes, 8 de mayo de 2020


LA TORRE DORADA QUE TU BOCA CONSTRUYE

En lo oscuro del poema
brota la luz
como un destello
azul. Sabes
versar un giro imaginario
con la dulce preñez
de amanecer de medianoche.
Es curioso
cómo la vida te acontece
de verso en verso,
igual que los racimos
recargados de epítetos
y verbos conjugados en presente.
Hoy, como ayer,
igual que siempre,
te has instalado -eterna
vanidad de las cosas-
en la torre dorada
que tu boca construye.
El escalón final
que lleva a tu sagrario
duerme en el corazón
feraz de un día de marzo.

martes, 28 de abril de 2020



BALADA DEL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

Como eres un constructo,
me permito tocar tus senos cuánticos
escuchando una balada misteriosa
que al oído me susurra
el Principio de Incertidumbre.
No eres real,
pero en mis sueños zozobras cada noche ,
unas veces bajando los oscuros escalones
que abocan a mi grito;
otras, sonriendo simplemente
oculta en un telón lejano
teñido de galaxias.
Mi idealismo religioso
-como me reprochaste tantas veces
al compás del Pájaro de Fuego
interpretado por Tomita-
elevarse no puede a tu cielo virtual,
lastrado por el peso infinito
de la culpa.
Y yo que siempre deseé construirme una cabaña
junto al lago esmeralda
de tus ojos.
Menos mal que el libro aquel  maldito
me arrebató furioso de tu lado,
si no, tal vez,
perviviría pasmado entre tus labios
fruncidos, en un rictus
de displicente realidad.

lunes, 27 de abril de 2020


TRISTEZA ES ESTA NOCHE

Tristeza es esta noche
en que los coches son como centellas
sin rumbo, sin sentido.
El manto oscuro y hondo
del espacio sin fin,
ventanas a lo lejos,
el parpadeo de los astros
que cuelgan de la tristeza nocturnal.
Suben voces desde el bar,
los autos vuelcan dolor
sobre el asfalto.
He soñado que no estás
y al despertar
he abrazado tu cuerpo como un niño.
Sólo has podido
emitir un pequeño gruñido.
La soledad es este sueño,
un gruñido de ausencia,
igual que un animal se encrespa
al fondo de una cueva.
En los acantilados de ladrillo
sombras vitales se deslizan
como gusanos silenciosos,
gesticulan como marionetas prehistóricas,
pasan sus manos sobre televisores
que hace tiempo dejaron
sus sonidos al aire,
sus imágenes diluidas
en pura luz de sabor gris.
Es tristeza esta noche
carente de mensajes,
este noche que guarda
sus te quiero
en el cono invertido de un robot de cocina.

domingo, 26 de abril de 2020


TODAS LAS NOCHES

Todas las noches
la soledad
me descerraja un tiro.
Apunta bien:
entre los ojos,
en la sien,
en la nuca,
en el pecho,
en la espalda.
Su proyectil de hielo
rompe,
entre por donde entre,
mi corazón en mil pedazos

miércoles, 22 de abril de 2020


EXHORTACIÓN DE ZEUS

Venid, mis hijos,
a desgarrar y devorar al toro;
representad el crimen monstruoso
que los Titanes cometieron.
Es preciso que fenezca Dionisos
para que el cereal fecunde
de gozo nuestros días;
para que mil terneros
pazcan en nuestros montes.
Recorred nuestros bosques
con grandes alaridos;
bebed la sangre,
comed la carne aún trémola
del buey que abre los surcos
de la fertilidad.
Dionisos ha muerto
cruelmente asesinado,
pero renacerá en su templo,
donde deposité su corazón
de niño.
Vendrá de nuevo
a colmar vuestros silos,
a coronar las cepas
de exuberantes uvas,
a verdear las copas
exangües de los árboles.
Los Titanes han sido torturados
hasta la muerte.
Ya podéis descansar
en la esperanza renovada
 de la vida.

Zeus, rey de todos los dioses.

lunes, 20 de abril de 2020

LAS INCESANTES OLAS 

Qué ajeno tu indolente
cuerpo desnudo,
mecido por las olas,
a los desorbitados ojos
de Ino y Melicertes.
Qué ajena tu ablución vespertina
a los aterrados alaridos
de los niños sacrificados en Tenedos.
Las incesantes olas
ocultan en su ritmo obsesivo
los devaneos de los dioses y sus mitos.
Y mientras tanto yo
desde la orilla observo
tu cuerpo ingrávido y sereno
bebiendo en una copa
la sangre derramada.

domingo, 19 de abril de 2020


LAGO DE NEMI


He matado al sacerdote.
Agazapado en la penumbra de la noche,
emboscado tras las plantas ponzoñosas,
un certero golpe ha derribado al asesino.
Aún se percibe el acre olor de la sangre
que salpica las hojas de adelfas y laureles.
Tengo miedo.
Empuño la espada ensangrentada
que me acompañará hasta mi muerte.
Solo me da esperanza
saber que cuando Apolo asome
su rubicunda faz por las colinas
la nemorosa Diana
me brindará una lóbrega sonrisa.